Hay una división fundamental entre el fotógrafo profesional y el amateur. El amateur solo
dispara cruzando los dedos que lo que su ojo está viendo sea lo que se reproduzca en su cámara, sin importar los elementos externos que habría que tomar en cuenta para lograrlo, como es la luz, la composición, etc. El fotógrafo profesional sabe cual es el momento adecuado para lograr esa imágen que tiene ya en la mente, o inclusive estar siempre listo para improvisar logrando imágenes encantadoras.
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